La laguna o turbera de El Padul

La laguna o turbera de El Padul está localizada en el municipio de El Padul, en la provincia de Granada, en la Comunidad autónoma andaluza (España). Está considerada como el principal humedal natural de la provincia y es la mayor extensión de carrizal de Andalucía tras las Tablas de Daimiel. Está constituida por una serie de áreas pantanosas situadas principalmente en áreas deprimidas en torno a las dos explotaciones de turba existentes, que son un reducto de un antiguo sistema lagunar más extenso.

La importancia que esta laguna ha tenido en la vida del pueblo se pone de relieve en los sucesivos intentos de desecación, de los que se conoce uno de finales del siglo XVIII, pero en cuyo proyecto se alude a otros anteriores. Este proyecto está recogido en el Libro de Cabildos del Ayuntamiento de Granada del año 1779, pues el municipio de El Padul pertenecía a esta ciudad, que lo compró a su majestad Felipe IV, según real cédula de 19 de junio de 1627. En dicho año se reunió el Cabildo a instancias de algunos vecinos de El Padul, entre los que se encuentra el conde de Villa Amena de Cozvíjar, que poseía la mayor parte de la laguna, para estudiar la posible desecación de ésta, que tenía una extensión de 16.000 a 18.000 marjales. El proyecto, después de estudiar el informe de los peritos y médicos1 y las ventajas e inconvenientes que se podrían derivar de la desecación, fue aprobado, concediéndose al conde permiso para llevarlo a la práctica.2 De esta manera la laguna aparece ya desecada a finales del sigo XVIII, en que Tomás López3 dice: "...previniendo en honor de la verdad, que de la indicada salubilidad (del valle de Lecrín) a de exceptuarse la Villa del Padul que a causa de estar tan inmediata a su Laguna ha sido rreputada por enferma, y con efecto lo era, pero a dexado de serlo desde que pocos años haze con el objeto de cultivar sus terrenos an desecado la maior parte de su Laguna..." Esta desecación y desagüe se realizó por medio de canales, denominados "madres", que unidas forman el río de la Laguna o de El Padul, que encuentra su salida hacia el río Guadalfeo. Los datos históricos recogidos sobre la laguna de El Padul indican que ésta no ocupó siempre toda la depresión inicial, sino que quedaba limitada a una superficie de un tercio o un cuarto. El Repartimiento de 15714 dice que las tierras de la laguna y el "marxen" sólo eran aprovechadas por los vecinos para la recolección de anea y cañizo (carrizo). En cuanto a su extensión, se limita a recoger la opinión muy dispar de los vecinos, pues mientras unos calculan una extensión de 8.000 marjales, otros la limitan a 2.000 marjales. El Catastro del marqués de la Ensenada (1752) considera una extensión para la superficie inculta de la laguna de 3.550 marjales, equivalentes a 187 Ha, que casi totalmente pertenecen al conde de Villa Amena de Cozvíjar, que además controlaba otras 500 Ha. de tierras de regadío; es decir, prácticamente poseía el total de la depresión. Hay que destacar que se trata del único título nobiliario que aparece entre los propietarios de El Padul del siglo XVIII; hecho que resulta un tanto extraño, si tenemos en cuenta la abundancia que de los mismos había en España en aquellos momentos. Su título y su residencia en Cozvíjar se explican porque este pueblo fue el núcleo militar de toda la región después de la Reconquista y, por lo tanto, el más importante, aunque después haya sido superado por El Padul y por Dúrcal, al quedar alejado de la carretera Granada-Motril. Los cultivos de la vega de El Padul en este siglo eran fundamentalmente trigo, cebada, cáñamo, lino y frutales, con algunas viñas y olivares, que se regaban eventualmente cuando sobraba agua. En el siglo XIX, el Amillaramiento de 1881 nos presenta la mayor parte de la laguna desecada y puesta el cultivo, y el conde de Villa Amena de Cozvíjar sigue siendo propietario de la tierra desecada, aunque no la cultiva directamente, sino por medio de colonos, a quienes ha distribuido parcelas muy pequeñas, casi todas inferiores a media hectárea. Los cultivos siguen siendo muy semejantes al del siglo anterior, con la excepción del cáñamo, que ha desaparecido por completo, paralelamente a la decadencia de la marina española. En su lugar se han introducido el cultivo del maíz y las habas.5 En el siglo XX, además de los cultivos que se practicaban en el siglo anterior, la remolacha adquiere especial interés, especialmente a partir de la llegada del tranvía que facilita su transporte hasta la azucarera de Santa Juliana, en el municipio de Armilla. Predomina la pequeña propiedad, ya que ningún propietario supera las 10 Ha y más de las tres cuartas partes no superan la media hectárea. Los propietarios son los descendientes de los aparceros y arrendatarios que cultivaban esas tierras cuando eran propiedad del conde de Villamena de Cozvíjar. Muchos legalizaron la propiedad de la tierra, aunque otros muchos seguían basando sus derechos en un antiguo documento de arrendamiento de pago puramente simbólico, que transmitían a sus herederos o por venta, actuando como auténticos propietarios de la tierra.

Explotación de la turba

En el año 1943 se inician los trabajos de explotación de turba en terrenos de laSociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya, aunque ya en el año 1911 se hablaba de una inmediata explotación en las Memorias de a Jefatura Provincial de Minas. Estos trabajos se detuvieron por falta de autorización de la Comisión de la Turba. En 1956 se reanudaron y desde entonces continúan hasta la actualidad

Archivo:. Pilas de turba (El Padul) jpg

Pilas de turba características de una explotación de este material.
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