Pepa Gómez

VII CERTAMEN LITERARIO.pdf
Documento Adobe Acrobat 1.7 MB

La Historia de la SMMP, me brinda la oportunidad de dar a conocer a todos los que quieran pasar un rato agradable, mi relato “Bienvenidos a bordo .

Si quieren viajar a bordo del Titánic, ésta es su oportunidad, jamás estarán más cerca del buque de los sueños que en esta historia acaecida entre Inglaterra y un lugar tan maravilloso como Pueblonuevo del Terrible ¿Qué buscarían los ingenieros y propietarios del Titánic en nuestro pueblo? ¿Están dispuestos a descubrirlo? Bienvenidos a bordo, les estábamos esperando….

NOTA: La historia que aquí se cuenta es ficticia, no así todos los datos técnicos revelados en ella, ni el nombre de los ingenieros y propietarios del buque.

BIENVENIDOS A BORDO. Relato premiado en el VII Certamen Literario "Vivir en el Guadiato"

 

 

Con motivo del centenario del hundimiento del Titanic, he querido compartir con vosotros este relato que escribí hace ya unos seis o siete años y que por entonces fue reconocido con un segundo premio en el VII Certamen literario Vivir en el Guadiato. 
Para escribirlo, viajé a Granada a visitar la exposición que sobre el buque había en la Ciudad de las Ciencias, fue inolvidable y conmovedor, fruto de lo que vi, nació este relato. Espero que os guste tanto como a mi me apasiona el "universo Titanic". Un barco encantado en una casa encantada.
 
BIENVENIDOS A BORDO.
 
 
ASTILLEROS HARLAND & WOLF. BELFAST, IRLANDA.
12 del mediodía del 31 de mayo de 1.911.
 
El cielo amenazaba con desplomarse sobre los más de cien mil congregados en el muelle de Belfast la mañana del 31 de mayo.  El incesante sirimiri amorataba rostros y manos, no obstante, aquel frío cortante como el filo de una navaja, no mermaba los ánimos del gentío que se agolpaba en las inmediaciones de los astilleros más grandes del mundo, para presenciar lo que habría de ser la botadura del “buque de los sueños”.
 
El Alcalde de Belfast se dirigió presuroso hacia Ismay, director gerente de la compañía naviera White Star Line, propietaria del buque.
 
-          Disculpe Sr. Ismay- Pronunció el Alcalde acaparando la atención del naviero, que departía animadamente con los directivos de la empresa constructora y la naviera- Ya ha llegado el champagne, cuando lo desee puede proceder a la botadura.
 
Ismay desvió una mirada furibunda hacia Lord James Pirri, socio mayoritario de los astilleros Harland & Wolf.
 
-          ¡Lord Pirri! – Dijo visiblemente enojado - ¿Ha encargado usted esa botella de champagne?
-          ¡Dios me libre, Sr. Ismay! – Contestó Pirri en tono conciliador- , Conozco la costumbre de White Star Line de no bautizar  sus barcos con champagne, sin duda ha debido ser un mal entendido.
 
Ismay se dirigió hacia el Alcalde que tragaba saliva ante la furia contenida del magnate naviero.
 
-          ¡Aparte eso de mi vista! – Dijo elevando el tono de voz- ¿Es que usted no sabe que trae mala suerte botar los barcos con champagne?
-          Lo siento Sr. Ismay, desconocía esta costumbre, como todas las compañías...
-          ¡Pero no está usted frente a cualquier compañía!- Interrumpió rojo de ira- , ¡Está usted frente a la White Star Line, y ese barco – dijo señalando hacia el buque- es el barco más grande del mundo, Sr. Alcalde! ¡Se llama Titanic! ¡Memorice bien su nombre!
 
En ese momento, hizo acto de presencia el joven Thomas Andrews, ingeniero jefe de los astilleros al que todos apreciaban, no sólo por su excelente labor como diseñador y profesional, sino por su carácter afable y conciliador.
 
-          Sr. Ismay, sin duda ha sido un mal entendido sin mayor importancia, el Sr. Alcalde ha pensado que la White Star Line seguía las costumbres de otras compañías, nada más. Le aseguro que en la adquisición de ese preciado líquido, no ha habido ningún ánimo de ofender.
 
Ismay pareció relajarse ante las palabras de Andrews, no obstante, una sombra de miedo, espesa y pesada como bruma de invierno, cruzó su mente dejando posos de dudas.
 
-          Andrews, por favor, encárguese usted de solucionar el problema, vuelvo con Lord Pirri y el Sr. Morgan. – Dijo Ismay acariciándose nerviosamente el generoso bigote-
 
A la media hora, tres cohetes explosionaban en el cielo plomizo de Belfast, el gigante de los mares calificado como insumergible, estaba a menos de un año de iniciar su viaje hacia la eternidad.
 
 
MANSIÓN DE LORD PIRRI, LONDRES.
8:30 horas de la mañana del 30 de agosto de 1.911.
 
La mañana del 30 de agosto, Lord Pirri había congregado en su mansión londinense a Bruce Ismay, Director de la White Star Line, J.P. Morgan, financiero norteamericano cuyo dinero había hecho posible la construcción del Titanic y sus dos hermanos, el Gigantic y el Olimpic, y a Thomas Andrews, Ingeniero jefe de los astilleros. La jornada se presentaba algo infausta, pues intuía  que los temas a tratar no serían del agrado de todos los presentes.
 
Pasaron a una espaciosa biblioteca decorada con valiosos muebles, como las sillas Chippendale y las pequeñas mesitas velador. Muchas de las piezas que podían apreciarse eran del célebre mueblista inglés nacido en 1.718, algunas, fechadas en su época china.
En la esquina nororiental de la estancia aparecía una clásica mesa de biblioteca inglesa, con tablero de gran diámetro, cajones a su alrededor y un grueso pie tallado en roble macizo como único soporte; alrededor, dispuestas  cuatro sillas. Lord Pirri, invitó a los caballeros a que tomaran asiento.
Sobre la mesa, cuatro carpetas con diversa documentación.
 
-          Sr. Andrews – Comenzó hablando Lord Pirri una vez instalados- ¿Cómo van los trabajos en la superestructura? Le ruego amolde su jerga a mi inteligencia, tenga presente que no gozo de sus conocimientos.
 
Andrews sonrió agradeciendo la humildad de Pirrie, extendió varios planos sobre la mesa y comenzó su exposición.
 
-          Los trabajos han finalizado, señor. Si le parece podemos discutir sobre el abastecimiento de combustible. Según mis cálculos, a una velocidad de 23 nudos, el Titanic necesitará una media de 825 toneladas diarias. Esto significa que necesitamos recursos energéticos de gran calidad si deseamos cumplir las expectativas fijadas por White Star Line.
-          ¿Está usted seguro, señor Andrews, de que esa cantidad es la apropiada? Disculpe mi ignorancia, pero ¿No le parece algo... excesiva? – Preguntó J.P. Morgan.
-          Verá señor Morgan – Continuó Andrews-  El Titanic tiene 29 calderas que alimentan motores de dos turbinas, 4 cilindros de triple expansión y generadores invertidos de 30.400 CV y 165 rpm. La Turbina es una Parsons, de 16.200 C.V y 165 rpm.  Lo que le termino de describir es necesario para desplazar las 27.000 toneladas de acero que conforman el barco. Eso, claro está, sin contar con las añadiduras posteriores en lo que a decoración se refiere. Nuestro barco, si me permiten la familiaridad, mide como ya saben 270 metros y sólo la hélice central pesa 22 toneladas. Por ello, se necesita un combustible de calidad extraordinaria que nos permita desplazar el Titanic a la velocidad deseada. Hablamos de un carbón con altas propiedades caloríficas.
 
Los congregados se removieron en sus asientos, el Sr. Ismay, tomó la palabra.
-          Inglaterra posee carbón de calidad para las calderas del Titanic, ya habíamos pensado en ello Sr. Andrews. Aún así, le agradecemos su interés, demuestra su enorme eficacia en la labor que desempeña.
 
Lord Pirri extrajo de su carpeta varias fotografías y algunos informes, antes de distribuirlos entre los presentes, se ajustó sus gafas y carraspeó.
 
-          Verán caballeros, el Sr. Andrews no ha dicho nada que no haya sido fruto de una larga meditación. De sobra conocemos la calidad de nuestro carbón, pero existe- mejorando lo presente- una cuenca minera al Sur de España que posee sin duda el mejor carbón de Europa. Les hablo de las minas de la Cuenca del Guadiato, que actualmente explota la Sociedad MineroMetalúrgica de Peñarroya, una empresa de capital francés.
 
El silencio se extendió como la bruma por la biblioteca de Lord Pirri. El primero en reaccionar fue Ismay.
 
-          ¿Se ha parado a pensar lo que supondría traer carbón desde España? Y no me refiero a cuestiones meramente económicas, sino al escándalo social. Piense que la White Star Line ha encargado la campaña de marketing más ambiciosa de todos los tiempos para promocionar nuestro barco. Un revolucionario material publicitario que ha costado ...
-          Tengo conocimiento de lo que ha costado Sr. Ismay- Interrumpió Lord Pirri – Sé que esta campaña publicitaria no tiene precedentes, pero ha de entender que de poco o nada servirá si no cumplimos con las expectativas. El mundo entero estará pendiente del Titanic el día que suelte amarras, si no materializamos el sueño que estamos vendiendo, habremos fracasado.
 
Ismay no parecía satisfecho con la exposición.
 
-          Les recuerdo caballeros, que no es sólo dinero lo que está en juego, también nuestro honor.
-          No se preocupe, Sr Ismay – Contestó Lord Pirri- Le aseguro que nuestro honor estará a salvo.
-          Dios le oiga – Contestó elevando exageradamente el mentón-.
 
Lord Pirri, tras unos interminables segundos de silencio, volvió a tomar la palabra.
 
-          Como les decía, el que sin duda está catalogado como el mejor carbón, se extrae actualmente en España. Tengo conocimiento de ello gracias a nuestro compatriota Walter J. Browning, Director de la Río Tinto Company Ltd., que como todos ustedes saben, extrae mineral en el Sur de España, cerca de la provincia que nos ocupa. Browning se ha ofrecido a acompañarnos para que visitemos personalmente las minas de la SMMP.
-          Lord Pirri- Interrumpió Ismay con el rostro visiblemente iluminado, como ocurre al estudiante que frente a una pregunta de examen acaba de recordar la respuesta– ¡Creo que conozco el lugar del que habla! ¡Claro, ahora recuerdo! ¿Cómo no había caído antes? Esa zona al norte de Córdoba ya fue explotada por nuestra gente ¿Me equivoco? – Pronunció desplazándose hasta el filo de la silla y apoyando los codos en la mesa –
-          No, no se equivoca, tiene toda la razón. En 1.842, los señores Wylde y Giles llegaron a aquellas tierras a bordo de sus empresas. Fueron varias las compañías británicas con intereses en aquella zona.
-          Mantengo buena amistad con los Barkell – Contestó Ismay - A menudo suelen contar cómo el abuelo se trasladó a España para extraer carbón de sus minas, aunque la verdad, si le soy sincero, nunca atribuí veracidad a sus exposiciones.
-          Pues ya ve, Sr. Ismay – Añadió Morgan- A veces, en el sitio más inesperado se encuentra la respuesta a lo que buscamos.
-          Cierto Sr. Morgan, muy cierto. – Contestó Ismay.
-          Bien, caballeros, si están de acuerdo, partiremos para España en una semana. Déjenme ultimar algunos detalles con el Sr. Browning, se ha ofrecido como intérprete y colaborador. Ha contactado con el Director de la compañía y nos atenderá personalmente.
-          Disculpe, Lord Pirri – Interrumpió Andrews- Me gustaría acompañarles para supervisar el material, si es posible, claro. ¡Ah! Lo olvidaba; pongo a su disposición mis conocimientos de castellano, no he estado en España pero me defiendo bien.
-          Le pido por favor que nos acompañe – Añadió Lord Pirri complaciente–
-          Siento decir que me será imposible realizar el viaje con ustedes– Añadió J.P. Morgan- He de volver a los Estados Unidos para atender asuntos que no admiten demora, no obstante, confío en que me mantengan informado a su regreso.
-          Así se hará – Contestó Ismay- No lo ponga en duda.
-          Por lo tanto: Sr Ismay, Sr Andrews, en breve recibirán en sus respectivos domicilios los billetes para el viaje, ruego lo tengan todo dispuesto para entonces - Habló Lord Pirri, dando por terminada la reunión-
 
Era media mañana, los tres hombres abandonaban la mansión de Lord Pirri con un objetivo común, todos menos el Sr Andrews. La reunión había transcurrido por derroteros un tanto inesperados, esto había provocado que su propuesta para aumentar el número de botes de salvamento se viese desestimada, hecho que le tenía bastante preocupado. Esperaría a estar en España, tal vez en un ambiente más relajado, su propuesta obtuviera mayores consideraciones.
 
 
 
ESTACIÓN DE LA VILLA DE PUEBLONUEVO DEL TERRIBLE
9:30 horas de la noche del 10 de octubre de 1.911.
 
Los cuatro caballeros británicos acababan de llegar a la Villa de Pueblonuevo del Terrible tras una larga travesía en barco y tren. A las nueve y media de la noche eran recibidos por el Alcalde de la Villa, Don Rafael Morales Simón, quien apenas llevaba en su cargo un par de semanas. Junto a él, un numeroso grupo de Guardias Civiles a pie y a caballo, directivos de la SMMP y algunos destacados personajes de la burguesía local.
El primero en hablar fue el Alcalde.
 
-          Señores, bienvenidos a la Villa de Pueblonuevo del Terrible, espero que su estancia aquí sea agradable. Es un honor recibir en nuestro humilde pueblo a tan destacadas personalidades.
 
Browning, se dirigió en francés a su homólogo, Monsieur Bourbon.
 
-          Monsieur Bourbon ¿Sucede algo que no me haya explicado? Entienda que mis compatriotas estén algo nerviosos por las fuertes medidas de seguridad.
-          Nada por lo que tengan que preocuparse, Monsieur Browning. Tuvimos algunas revueltas obreras en días pasados, pero gracias a Dios todo ha vuelto a la normalidad. No obstante, como medida precautoria hemos decidido extremar la seguridad, comprenda que no todos los días llegan a esta villa personas de tan elevado rango.
 
Browning estrechó la mano de Bourbon e hizo las presentaciones de rigor. Acto seguido, subieron a sendos coches que esperaban casi a pie de vía y tomaron rumbo al barrio francés.
 
Lord Pirri e Ismay iban enzarzados en la discusión de si el joven rey Alfonso XIII sería capaz de parar los pies a los republicanos. En otro coche, Andrews seguía sobrecogido por el caótico paisaje que le rodeaba.
 
-          ¿Es la primera vez que visita un pueblo minero español?- Preguntó Browning-
-          Sí, y créame, me gustaría que fuese la última. España no es como me la imaginaba.
 
Browning rió con ganas antes de volver a hablar.
 
-          ¡Pues si esto le sorprende, espere a ver el resto! Los españoles sólo sirven para trabajar y hacer huelgas. No entienden más idioma que el látigo.
 
Andrews miró con asombro a su interlocutor, le habían hablado de la crudeza de aquel hombre, pero no esperaba descubrirla tan pronto. No quiso hacer comentario alguno, pero intuyó que no iba a ser fácil tratar con el ingeniero británico.
A su llegada al barrio francés, la sensación de haber penetrado en el fin del mundo que había acompañado a los ingleses desde su llegada a la estación, se desvaneció. Las calles eran anchas y rectas, los jardines amplios y las casas espaciosas y bien ventiladas. Por doquier se veían muestras de una incesante labor constructora que transformaba poco a poco aquella humilde villa en un hermoso pueblo.
Antes de que el coche girase, pudo contemplar que parte de la zona francesa estaba aislada por un muro, lo que le hacía pensar que la convivencia con los nativos del lugar sería escasa o nula.
Habían dispuesto dos casas para alojar a los huéspedes, no obstante, Lord Pirri, Ismay y Andrews, expresaron el deseo de compartir la número siete y el Sr. Browning optó por ocupar la número nueve en solitario.
Debido a los reiterados retrasos en la hora de llegada, Monsieur Bourbon había suspendido los actos de  recepción de los huéspedes, postergándolos para el día siguiente cuando éstos hubiesen descansado del largo viaje. Decisión que sin duda, todos estuvieron de acuerdo en aplaudir.
 
 
VILLA DE PUEBLONUEVO DEL TERRIBLE
10:15  horas de la mañana del 11 de octubre de 1.911
 
La mañana había aparecido soleada, hecho que tenía a Lord Pirri totalmente entusiasmado. Había sido el más madrugador de los tres y para cuando sus compañeros de hospedaje se hallaban desayunando, él ya había recorrido las calles del barrio francés.
-          ¡Bonjour, mes amis! – Pronunció al entrar en el saloncito donde Ismay y Andrews daban buena cuenta de un desayuno - algo tardío para sus costumbres- a base de tostadas con mantequilla, miel y delicioso café como jamás habían probado.
-          ¡Buenos días, Lord Pirri!– Dijeron al unísono –
-          Parece ser que el largo viaje no ha hecho mella en su humor, Lord Pirri – Dijo Andrews sonriendo –
-          ¡Ah, mi querido amigo! Estamos aquí, en el rincón más escondido de Europa, en busca del mejor carbón del mundo para el mejor barco del mundo ¿No le parece increíble?
-          ¡Que se construye en el mejor país del mundo! No lo olvide Lord Pirri – Apostilló Ismay –
-          No lo olvido Señor Ismay, pero no deja de ser una paradoja que en este pequeño lugar alejado de casi toda civilización, se encuentre el combustible que hará navegar al buque de los sueños -Dijo mientras se acercaba a la ventana que daba al jardín de la entrada-
-          No en vano se dice que los mejores tesoros se hallan escondidos en frascos pequeños – Dijo Andrews-
-          No son los tesoros, Sr Andrews, sino el buen perfume lo que se guarda en frascos pequeños. Debería echarse novia, siga mi consejo, ella le pondría al día de todos esos pequeños detalles que al género masculino se nos escapa por falta de sensibilidad – Añadió Ismay en tono jocoso-
 
Las risas invadieron la estancia mientras una joven hacia acto de presencia en el salón. Era alta, mucho más de lo que los británicos consideraban como medida estándar para un español medio. Llevaba, al igual que las otras, un vestido negro hasta los tobillos, con mangas muy rizadas en los hombros y cuello camisero. Sobre el traje, un inmaculado delantal blanco adornado con puntillas. Se recogía el cabello en una larga trenza y en la cabeza, a modo de “seudo corona”, la tradicional cofia blanca. No debía tener más de dieciséis años.
 
-          Buenos días señores – Dijo con voz aflautada - Espero que hayan descansado y que disfruten de su “instancia” en el Terrible ¿Dan su permiso para “arrecoger”? La frase sonó como si se la hubieran hecho memorizar previamente.
 
Lord Pirri e Ismay miraron al unísono a Andrews. No habían entendido ni una palabra.
 
-          Gracias, el desayuno estaba delicioso, puedes retirar la mesa, por favor. –Pronunció Andrews en un español casi perfecto -
 
La chica enrojeció hasta las orejas al oír al joven ingeniero, nadie la había tratado con tanta amabilidad desde su llegada a aquella casa.
A las once en punto de la mañana, los dos coches que la noche anterior les condujeran hasta su lugar de hospedaje, les aguardaban puntuales para llevarlos hasta el Ayuntamiento.
Ismay admiraba embelesado las flores del jardín, no dejaba de preguntarse cómo era posible que en pleno mes de octubre, los jardines españoles estallaran en aquella explosión de colores.
Un rayo de sol se coló por los visillos entreabiertos de la ventana, rebotó justo en el rostro del naviero, que hubo de entornar los ojos para protegerlos de la iridiscente luz.
 
-          ¿Sr. Ismay? – Andrews lo tomó por el brazo- ¿Se encuentra usted bien?
-          ¡Oh, sí! Disculpe. Es esta luz, esta enceguecedora luz en pleno mes de octubre, y este calor... No lo entiendo.
-          Estamos en España, Sr. Ismay, es el sur. –Pronunció Andrews acompañando sus palabras de una leve sonrisa-
-          Claro, sí. Tiene usted razón. No nos demoremos más, las autoridades nos deben estar esperando.
 
Ésta vez, el ingeniero prefirió la compañía de Lord Pirri, pretendía aprovechar el breve trayecto para plantear el problema de los botes de salvamento.
 
-          Sr. Andrews – Tomó la palabra Lord Pirri -  Le noto preocupado. Entiendo que no estamos en París ni nuestro alojamiento es un hotel de lujo, pero serán sólo unos días.
-          No es eso lo que me preocupa, Lord Pirri, no se inquiete, tengo capacidad para adaptarme.
-          ¿Entonces que causa es la que le trae con esa cara de angustia?
 
El ingeniero se removió inquieto, entrelazó fuertemente las manos y carraspeó.
 
-          Verá, Lord Pirri, se trata de los botes de salvamento del Titanic.
-          ¿Los botes de salvamento? – Preguntó extrañado Lord Pirri - ¿Sucede algo con los botes?
-          Pues... sucede que me parecen insuficientes, en caso de...- Desvió la mirada hacia la ventanilla del automóvil-  En caso necesario, no podrían evacuar a todo el pasaje a bordo. Aunque eso... claro está, es casi una utopía.
-          Si es casi una utopía, ¿por qué se preocupa?
-          Porque debemos analizar cualquier posible eventualidad, Lord Pirri.
-          Vamos a ver, - Dijo Lord Pirri apoyando las manos sobre las rodillas - Si mi memoria no falla, el Titanic llevará veinte botes con capacidad para...
-          Para mil ciento setenta y ocho personas, señor.
-          ¿Y cual es el problema? – Preguntó Lord Pirri elevando los brazos-
-          El problema es que sólo la tripulación asciende a ochocientos noventa y siete miembros, el Sr. Ismay me ha adelantado que las contrataciones ya han sido cerradas.
 
Lord Pirri tornó el gesto, su habitual sonrisa se desvaneció dando lugar a un rostro severo, por primera vez tomaba conciencia de lo que podría suceder si el Titanic se fuera a pique.
 
-          ¿Ha hablado de esto con el Sr. Ismay? – Preguntó-
-          Sí, lo hice, pero considera que cargar el Titanic de botes salvavidas, perjudicará la imagen de insumergible con la que está siendo publicitado. Además, piensa que afearía la cubierta y dificultaría el paseo.
-          Bien, déjelo de mi cuenta, yo hablaré con Ismay ¿Cuántos botes considera que debería llevar para cubrir el pasaje?
-          Otros veinte si se incluyen los de lona, si son todos de madera, bajaría la cifra. Señor, la cubierta es amplia, hay espacio suficiente. – Las palabras de Andrews sonaron en tono de súplica-
-          No se preocupe, me encargaré de que se incluyan los botes que usted considere necesarios, y ahora, haga el favor de relajarse.
 
A su llegada al Ayuntamiento, el Alcalde les hizo entrega simbólica de las llaves “de la ciudad”, después, Monsieur Bourbon leyó un discurso de bienvenida.
Lo siguiente fue atender a la prensa, desplazada desde la capital para cubrir la noticia. Al día siguiente, aparecería en los periódicos:
 
 
“EL TITANIC NAVEGARÁ CON CARBÓN ESPAÑOL”.
Directivos de la White Star Line  y de los astilleros Harland & Wolf,
negocian a esta hora con dirigentes de la SMMP en la Villa cordobesa de Pueblonuevo del Terrible.
 
 
 
VILLA DE PUEBLONUEVO DEL TERRIBLE
RESIDENCIA DEL DIRECTOR DE LA S.M.M.P.
14:16 horas del mediodía del 11 de octubre de 1.911
 
La casa de Monsieur Bourbon era lo suficientemente grande como para albergar un almuerzo con casi veinte personas. La servidumbre iba y venía siempre bajo la atenta mirada de Madame Bourbon, que supervisaba cada movimiento de las doncellas.
El menú era básicamente francés, aunque en los entrantes habían combinado el típico jamón español con un paté de aceitunas denominado tapenade. Le seguía una sopa bouillabaisse y finalmente,quique lorraine, a base de panceta, mantequilla y huevos, entre otros ingredientes. Para acompañar, vinos de la región de Burdeos: Pauillac y Saint Emilion.
El postre, como era de esperar, estaba compuesto por crepes y frutas.
El ambiente era relajado, a eso de las 16:00 horas, las señoras se retiraron a un saloncito contiguo para tomar café y dulces, acto que a los británicos los tenía algo confundidos, pues los españoles no tomaban té, pero sí café, y como comprobarían más tarde, a cualquier hora del día.
Los señores pasaron a un amplio salón decorado al estilo imperio, sobre una pequeña mesa sostenida por patas rematadas con cabeza de león, una caja de puros y brandy español.
Desde el salón de los caballeros podía verse a las damas, refinadas algunas, otras atrapadas entre la imitación de lo francés y el oscurantismo español. Una de ellas, llamaba poderosamente la atención de Andrews, iba ataviada con un trotteur verde jade y beige algo trasnochado, sin embargo, su belleza conseguía ensalzar aquella prenda de principios de siglo convirtiéndola en un traje exclusivo.
El ingeniero encendió un puro y se apoyó sobre el marco de la puerta, desplazando el peso de su cuerpo sobre el brazo derecho.
 
-          Dicen que los británicos almuerzan poco y muy temprano ¿Es cierto, Sr. Ingeniero? - Pronunció en español una voz que se acercaba a Andrews.
 
Andrews se sobresaltó, recompuso la compostura y se quedó fijo en la cara de su interlocutor.
 
-          Disculpe, no pretendía asustarle - Dijo el hombre entre divertido y solemne-
-          ¡Oh! No se apure, estaba... pensando en el trabajo, eso es todo.
 
Andrews hablaba con el doctor Medel, el médico de la Compañía. Lajoven a la que había admirado durante el almuerzo y parte de la sobremesa era Monique, su única hija. El doctor Medel había llegado a Pueblonuevo procedente de Sevilla; siendo muy joven conoció a Monique Blondel, una de las hijas de los ingenieros de la SMMP y se casó con ella. Desgraciadamente, falleció cuando su hija contaba cinco años de edad.
El doctor se había volcado en la educación de la niña, ahora contaba dieciocho años y aún no acababa de hacerse a la idea. Había regresado de Francia hacía tan sólo unas semanas, estudiaba Historia, pero había decidido tomarse un año sabático para acompañar a su padre, el ser al que tanto echaba de menos.
 
-          Le preguntaba por sus costumbres culinarias antes de asustarle sin intención – Habló el doctor Medel-
-          Perdone, no he entendido bien su pregunta – Se disculpó Andrews-
-          Me refería a sus horas para la comida, los británicos son exigentes en lo que a puntualidad se refiere ¿No?
-          ¡Ah, era eso! Bueno, normalmente no desayunamos tan tarde, y almorzamos sobre las 12:30 horas del mediodía. Un almuerzo frugal, nosotros dejamos para el desayuno la comida fuerte del día.
-          Esa es buena costumbre, pero al español de a pie... – Dijo meneando la cabeza –
-          ¿Prefiere comer más al mediodía? – Preguntó Andrews curioso –
-          Prefiere comer, Sr. Ingeniero y si es más de una vez, mejor.
-          Perdone, pero no le entiendo.
-          En nuestro país muchas personas no desayunan, se conforman con poder comer una vez al día. – La tristeza se reflejó en la cara del médico –
-          Entiendo, disculpe mi poca delicadeza.
-          No importa. ¿Qué le parece si tomamos un poco de brandy? No tiene nada que envidiar al coñac francés -Dijo sonriendo -
-          ¡De hecho, yo lo prefiero! – Contestó Andrews – pero por favor, llámeme Andrews, o Thomas, que es mi nombre. Al final voy a terminar olvidando como me llamo.
 
 
Pablo Medel y Andrews se alejaron hacia el lateral izquierdo del salón, charlaban animadamente y el ingeniero aprovechó el ambiente distendido para preguntar por la misteriosa joven de rizos dorados.
 
-      Doctor, entre las damas asistentes al almuerzo ha habido una que por su belleza ha llamado mi atención, me gustaría conocerla y si usted fuese tan amable...
-     Bien, joven, dígame quien es y yo estaré encantado de presentársela. Ya veo que no pierde el tiempo... – Dijo en tono jocoso-.
-      No crea, soy una persona muy reservada, pero esa chica... sinceramente, jamás he visto belleza igual. Lleva un trotteurverde, es rubia y en su mano derecha luce un pequeño rubí rodeado de brillantes.
 
El doctor Medel no pudo disimular su cara de asombro, carraspeó e intentó ser comedido en sus palabras.
 
-          Esa chica es Monique Medel, el anillo que lleva en su mano era el que su padre regaló a su madre el día de su compromiso.
 
El ingeniero al oír el apellido enrojeció como una amapola, miró a un lado y otro de la estancia intentando encontrar la frase apropiada para no ofender al progenitor de la chica.
 
-          Cuanto lo siento, doctor Medel, no era mi intención...Le pido mil perdones.
-      ¡Vamos, vamos, hombre...!-  Terció conciliador el doctor - No hay por qué disculparse, entiendo que mi hija... Bueno, ya no es una chiquilla, se ha convertido en una mujer hermosa y es normal que los hombres se interesen en ella. Créame que me siento halagado.
 
Andrews respiró profundamente y agradeció las palabras del doctor que sin esperar a oír su opinión, se alejó de su lado y volvió al instante trayendo del brazo a su hija.
 
-    Tesoro, quiero presentarte a alguien, se trata del señor Thomas Andrews, el ingeniero que está construyendo el Titanic.
 
Andrews no podía evitar el nerviosismo y al tomar la mano de la joven para llevarla a los labios, no controló su fuerza.
 
-          Es un placer señorita.
-    ¿De verdad es usted quien está construyendo el Titanic? – Preguntó Monique con los ojos muy abiertos-
-         Bueno, yo y mil cuatrocientas personas más... – Dijo restando importancia al comentario del doctor Medel –
-        ¡Mil cuatrocientas personas! Daría cualquier cosa por viajar en ese barco, se lo aseguro.
 
El día transcurrió tranquilo, la tarde la ocuparon en visitar varios pozos de minas. En el Antolín, Andrews dio el visto bueno al carbón y se maravilló con la novedosa máquina de extracción impulsada por un motor eléctrico de 5.000 CV y 25 HZ de corriente trifásica. Contó hasta 34 vueltas por minuto.
Ismay se interesó especialmente por el castillete, tenía 28 metros de altura y era una verdadera obra de arte de la ingeniería. Pidió bajar y comprobó que del cable colgaban dos jaulas de dos pisos cada una, con capacidad para cuatro vagones de 500 kg. Le asombró ver que tanto el embarque como el desembarque estaban automatizados.
Desde allí se trasladaron al grupo de antracitas. A Lord Pirri no le pasó por alto el dato.
 
-          Disculpe Monsieur Bourbon, pero me ha parecido oír que vamos hacia el grupo de antracitas y eso no es posible, acabamos de visitar una mina de hulla.
-      Esa es la característica que hace de esta cuenca una zona especial y única, Lord Pirri. –Contestó Monsieur Bourbon- .
-          Las antracitas – Prosiguió- Suponen el cincuenta por ciento de las existencias de esta cuenca y ...
-    Perdone mi insolencia, pero… ¡Eso no es posible! – Interrumpió Ismay que seguía atento las explicaciones –
-    Si es tan amable, Sr. Ismay, deje que Monsieur Bourbon termine su explicación – Interpeló Browning.
-       Gracias Walter. El motivo por el que en esta cuenca se encuentran dos tipos de carbón separados por millones de años– Se detuvo para que todos pudieran escucharle – Es porque una parte de dicha cuenca sufrió una intrusión magmática que calentó la hulla preexistente hasta transformarla en antracita. Ese, amigos míos, es el gran secreto del Guadiato.
-          Asombroso- Dijo Lord Pirri.-
 
Al final de la jornada, los británicos decidieron irse pronto a descansar, al día siguiente se cerraría formalmente la operación y lo celebrarían con un almuerzo en la “Casa Social” y una  fiesta nocturna en el casino.
Todos se rindieron a los encantos de Morfeo nada más entrar en sus camas, todos menos Andrews, que no podía apartar de su mente aquellos enorme ojos azules que le habían robado la tranquilidad y... algo más.
 
VILLA DE PUEBLONUEVO DEL TERRIBLE
OFICINAS DE LA S.M.M.P.
9:15 horas de la mañana del 12 de octubre de 1.911.
 
En las oficinas de la SMMP, siendo las nueve y cuarto del día de la Hispanidad, se cerraba formalmente el contrato entre White Star Line y la compañía francesa. Puntualmente, saldrían del puerto de Málaga con destino a Belfast, varios barcos cargados con el mejor carbón del Guadiato. Los directivos de ambas compañías se felicitaron por el acuerdo.
Al finalizar los aspectos formales, se dirigieron de nuevo al barrio francés donde tomarían un almuerzo en la que los galos denominaban “Casa Social”; un almuerzo un tanto especial por doble motivo: el cierre del contrato y la fiesta española.
La Villa era un hervidero de gente de acá para allá, las tabernas se llenaban de parroquianos y en el popular Llano, recién ajardinado, se congregaban las parejas para pasear al tenue sol de octubre.
Andrews deambulaba de acá para allá, sin rumbo fijo. Se detuvo al lado de Browning que discutía acaloradamente con Bourbon.
 
-          Vamos Walter... No era necesaria tanta violencia y lo sabes. – Decía Monsieur Bourbon-
-          ¡De no haber empleado la violencia, esos majaderos no hubieran vuelto al trabajo! ¡De sobra sabes que los españoles sólo entienden de huelgas, aguardiente y...!            – Contuvo un exabrupto al percatarse de la presencia de Andrews- Bueno,                   – Prosiguió moderando el tono de voz-  Sólo te digo que de haber caído en mis manos, esa huelga de la que me hablas hubiera durado dos segundos. – Concluyó en tono solemne -
-      No lo creo, el problema de las huelgas obreras está generalizado, se ha convertido en un conflicto nacional.
-          Mano dura –Susurró al oído de Monsieur Bourbon-
-          Walter, agradezco tus consejos, pero este tema es asunto mío y por lo tanto yo tomo las decisiones. No permitiré que se toque a ningún obrero mientras yo esté al frente de la SMMP. Y ahora si me disculpas, iré a atender a Lord James Pirri.
 
Browning enrojeció de ira, al instante, Andrews comprendió que era el momento perfecto para hacer mutis por el foro.
Salió sin avisar y puso rumbo al centro de la Villa. Las gentes pasaban por su lado rozándose sin ningún pudor, algunas mujeres lo miraban descaradas y después apretaban el paso entre risitas nerviosas.
 
-          Las personas son las mismas en todos lados – Pensó – Cambian las costumbres pero no los corazones.
 
Siguió caminando, de repente oyó una voz femenina que lo llamaba entre el gentío. Se giró y a lo lejos vio una mano enguantada que se agitaba en el aire. Su corazón se aceleró al descubrir a Monique que sonriente llamaba su atención desde la mitad del parque.
Andrews apretó el paso hasta llegar a su altura. La joven llevaba un vestido salmón de talle alto y un sombrero de rafia adornado con flores, su cabello se recogía en un espeso moño.
 
-    Buenas tardes Sr. Andrews ¿Qué hace usted aquí? Le hacía con los franceses- Dijo sonriendo abiertamente-
-          Buenas tardes, señorita Medel. Bueno, digamos que estaba algo... aburrido.
-         Venga conmigo, le presentaré a mis tías. Le aseguro que no podrá aburrirse con ellas, especialmente porque no le dejarán hablar. – Dijo la joven asiendo por el brazo al sonriente Andrews -
 
El joven ingeniero pasó la tarde acompañado por Monique, esa tarde y todas las tardes que se sucedieron. Andrews supo que no podría abandonar España sin ella, así que no dudó a la hora de pedir la mano de la joven al doctor Medel.
 
 
VILLA DE PUEBLONUEVO DEL TERRIBLE
RESIDENC IA DEL DOCTOR MEDEL
16:00 horas de la tarde del 17 de octubre de 1.911
 
En la casa del Doctor Medel estaba todo preparado para la llegada del Sr. Andrews y Lord Pirri, sin embargo, desde la habitación de Monique se oía una discusión.
 
-          No sé Monique, no sé como hemos llegado a esto, sinceramente- Decía el doctor- Me considero el único culpable de todo este malentendido.
-     ¿Malentendido? Pero... ¡Papá, fuiste tú quien nos presentó, decías que era un buen hombre! ¿Por qué has permitido entonces que siga viéndolo a diario? – Monique hablaba sollozando, con voz apenas audible-
-    No pensé que la cosa fuera a mayores – Contestó – Debí educarte al modo español, ahora me ahorraría disgustos – Dijo el señor Medel cubriéndose la boca con la mano derecha-
-          Pero.... - Sollozó la joven -
-          ¡Es presbiteriano, Monique! – Gritó el Doctor – ¡Tú eres católica, su familia jamás te aceptará!
-          No puedo creerte, papá. ¿Y tú, tú le aceptarías a él? Veo que no. Me educaste en el respeto a los demás, en la libertad de pensamiento y elección y ... ¿Ahora me hablas de diferencias religiosas? ¿Desde cuando te interesan las creencias de la gente?
-          ¡No consiento que me hables en ese tono!
 
De repente, Medel se dio cuenta de que era la primera vez que levantaba la voz a Monique, y eso le hizo comprender que su oposición al noviazgo entre su hija y el ingeniero, nada tenía que ver con nacionalidades ni credos, sino más bien con los celos de un padre temeroso de perder para siempre a su hija. Notó como algo tibio rodaba por sus mejillas, estaba llorando, se acercó a la joven y la estrechó entre sus brazos tan fuerte que apenas la dejaba respirar.
 
-          Te quiero tanto, mi niña, que temo perderte. – Dijo entre lágrimas, alborotando sus rizos con las manos-
-          No me perderás papá, te lo prometo.- Contestó Monique con palabras entrecortadas.
-          Anda – Dijo Medel asiendo a la chica por los hombros-  Ve a arreglarte, no quiero que mi futuro yerno te vea de esa guisa.
 
Monique se abrazó a su padre y le estampó un sonoro beso en la mejilla; en media hora estaba lista para recibir a Andrews.
 
El Doctor Medel regaló a Andrews un reloj de bolsillo que había pertenecido al abuelo de Monique y que a su vez había sido heredado de su padre. Como dato curioso, tenía grabado en plata el Big-Beng. Andrews, había adquirido, gracias a la ayuda de Madame Bourbon, unos preciosos pendientes de brillantes, no obstante, lo que más entusiasmó a padre e hija, fue la promesa de Lord Pirri de enviarles dos pasajes en primera para el viaje inaugural del Titanic.
 
-          Lord Pirri, - Pregunta Monique entusiasmada- ¿Es cierto que el barco tiene ascensores?
-          ¡Ya lo creo! Y gimnasios y bibliotecas y piscinas y nueve cubiertas para pasear ¡Y hasta café parisino!
-          ¡Oh, qué maravilla Lord Pirri!.- Exclamó la chica entusiasmada-
 
Thomas Andrews y Monique Medel se comprometieron aquella tarde ante la mirada atenta de Lord Pirri y el consentimiento del doctor Medel, sin embargo, como sucede tantas veces, el destino tenía otros planes.
 
 
 
RESIDENCIA DE THOMAS ANDREWS, LONDRES
12:15 horas del mediodía del 17 de marzo de  1.912
 
 
 
 
Pueblonuevo del Terrible
20 de Febrero  de 1.912
 
Dear Thomas:
 
       Espero que al recibo de esta carta te encuentres bien de salud, yo por mi parte, estoy bien, echándote mucho de menos.
 
      Siento comunicarte que la salud de papá no mejora, el doctor ha dicho que si bien no reviste gravedad mayor, necesita al menos dos meses de descanso. No sabes como siento no poder hacer contigo esa travesía que tanto hemos soñado, pues papá no estará en buenas condiciones para realizar un viaje tan largo.
 
       Estoy segura de que pronto mejorará y  entonces haremos realidad nuestro sueño, un sueño que espero con máxima ilusión
 
       Por favor, envíame fotografías de la travesía.
 
     Abrazos de papá y besos de ésta que te quiere y  añora.
 
Monique Medel
 
 
 
 
 
VILLA DE PUEBLONUEVO DEL TERRIBLE
RESIDENC IA DEL DOCTOR MEDEL
13:00 horas de la tarde del 8 de abril de 1.912
 
 
 
 
 
 
 
 
Londres
17 de Marzo de 1.912
Querida Monique.
 
         Espero que a la recepción de esta carta tu padre haya mejorado de su dolencia, en cuanto a ti, deseo que te encuentres feliz y bella, como siempre.
 
       No debes preocuparte, lo primero es que el doctor mejore, ya tendremos tiempo de realizar ese viaje. No obstante, os echaré mucho de menos a los dos, especialmente a ti.
 
     No puedo extenderme demasiado, ultimamos detalles en el Titanic y tengo mucho trabajo. Espero que te acuerdes de mí  el día once, al fin zarpará el  “buque de los sueños” desde Southampton. Prometo  enviarte una postal en cuanto lleguemos a Queenstown (Irlanda). Y muchas más cuando atraquemos en Nueva York.
 
    ¡Ah!, lo olvidaba, tenía reservada una sorpresa pero no puedo contenerme por más tiempo. Adquiriré en América la tela para tu vestido de novia.
 
     Te quiere
 
Thomas Andrews
 
 
 
 
 
 
 
PUERTO DE QUEENSTOWN, IRLANDA
Jueves, 11 de abril de 1.912
 
 
 
 
 
 
 
Puerto de Queenstown (Irlanda)
Jueves, 11 de abril de 1.912
 
Querida Monique:
 
            Espero que a la llegad de esta carta tanto tu padre como tú os encontréis bien de salud.
 
            El barco es una maravilla, no sabes cuanto te estoy echando de menos. Di a tu padre que vuestro carbón es magnífico, el mejor que podíamos haber encontrado.
 
             Hasta el momento, todo transcurre con normalidad, salvo un pequeño incidente en el muelle de Southampton tras romper amarras. Como habrás imaginado, me tocó solventar todos los problemas antes y después de zarpar.
 
           Me habría encantado que estuvieses aquí y vieras la cantidad de personas que salió a despedirnos, agitaban sus pañuelos como si fuesen palomas, fue maravilloso.
 
          Te quiero mucho, no sabría decirte cuanto, probablemente te quiero hasta la eternidad, espero que nos veamos muy pronto.
 
            Tu prometido,
 
 
Thomas Andrews
 
 
 
 
 
  
 
VILLA DE PUEBLONUEVO DEL TERRIBLE
RESIDENC IA DEL DOCTOR MEDEL
9:00 horas de la mañana del 16 de abril de 1.912
 
“A las 11:40 horas de la madrugada del domingo 14 de abril de 1.912, “el leviatán” de los océanos, el barco calificado como insumergible, el Titanic, se hundía en las frías aguas del Atlántico llevándose la vida de 1.503 personas. A bordo viajaban 2.208. Thomas Andrews, ingeniero jefe de los astilleros Harland & Wolf, quiso realizar el viaje inaugural del buque para supervisar todo su funcionamiento y anotar las mejoras que se tendrían que incluir. Para Andrews, al igual que para su barco, este fue su primer y último viaje. Los supervivientes declararon que Thomas Andrews cedió su chaleco salvavidas a una joven recién casada y que él se hundió en el interior del Titanic. Su cuerpo nunca fue recuperado.
Bruce Ismay, considerado por muchos el auténtico responsable de la tragedia, por ordenar al Capitán Smith navegar a más velocidad de la recomendada en una zona con riesgos debido a los hielos, sobrevivió al hundimiento por ocupar el puesto de una mujer en uno de los botes de salvamento; por este motivo, fue rechazado por la sociedad británica. Murió solo en su mansión de las afueras de Londres”.
 
 
“Este trozo de carbón estuvo en la Sala de Calderas,
número 1 del Titanic. Los carboneros que trabajaron
en esta Sala, permanecieron en sus puestos  hasta el final.
Se encontraban 42 personas, murieron todas porque
mantuvieron las calderas encendidas para
que el Titanic tuviese luz eléctrica hasta
sus últimos instantes de vida. Lo consiguieron”.
Este trozo de carbón, bien pudo haber sido, carbón
de nuestra tierra.
 
Vaya este relato como homenaje a los fallecidos a bordo del Titanic y a tantas y tantas personas que como los carboneros de la Sala nº 1, se dejaron la vida trabajando en el carbón.
Guardar en Favoriting